La titular de Energía de México, en entrevista con EL PAÍS, da por sentado que la nueva norma requerirá de una negociación muy larga y confía en el apoyo del PRI: “Es de sabios aceptar errores”
Antes de acceder al despacho de Rocío Nahle (Río Grande, Zacatecas, 57) hay dos retratos que reciben a las visitas. El de Lázaro Cárdenas y el del actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, que no pocas veces se mira en el general responsable de la expropiación petrolera de 1938. El actual mandatario acaba de impulsar una reforma energética que ha tenido en Nahle a una de sus más fervorosas defensoras, no solo porque será la encargada de ejecutarla; la secretaria de Energía es una acérrima seguidora del presidente mexicano, a quien alaba en repetidos momentos de la entrevista, realizada esta semana.
Nahle, que ha contado con el apoyo irrestricto de López Obrador, no trastabilla cuando habla de sus convicciones. “Soy una mujer nacionalista”, sentencia sin dudar, como no lo hizo tampoco a la hora de levantarse de la mesa de negociación de la OPEP en 2020, cuando los grandes productores de petróleo le exigían un importante recorte en la producción petrolera de México para controlar los precios mundiales del crudo.
La secretaria de Energía mantuvo en vilo durante un par de días al mundo energético, hasta que Estados Unidos entró al rescate para asumir la cantidad de barriles que los mexicanos no podían cortar.
Ahora tiene por delante la defensa de una de las grandes apuestas de su jefe, que tumba la que impulsó el expresidente Peña Nieto en el pasado sexenio y que consideran un “fracaso”. Una reforma que concentra el poder en la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y que fija los porcentajes de producción eléctrica de los sectores público y privado: 54% para los primeros, mientras que los privados se tendrán que conformar con el resto.
Pregunta. Se han dado muchas explicaciones sobre que la reforma energética del Gobierno anterior no ha funcionado. ¿Por qué esta reforma sí es mejor?
Respuesta. La Comisión Federal de Electricidad (CFE), que nace con el presidente [Adolfo] López Mateos, surge en este país con el propósito de llevar electrificación a todo el país y a todos los mexicanos. Era una empresa exitosa, de servicio, productiva y en un cambio de política que se hace en México, una política neoliberal, todas las empresas o los organismos del Estado se empiezan a privatizar. Sin embargo, a las empresas estratégicas, como son las de energía, se tarda en meter mano. Siempre fue una tentación estar sobre ellas, una tentación de privados, de políticos corruptos o con otra ideología. La reforma del presidente Peña Nieto es una apertura del sector energético. Fue una reforma demasiado abierta. Cuando se hacen este tipo de aperturas, siempre se hacen paso a paso, y aquí de un plumazo se abrió todo el sector sin planeación, sin coordinación. De 2013 a la fecha, los resultados son visibles: es un fracaso. Han puesto en riesgo el sistema eléctrico y su confiabilidad, es decir, todas las líneas de transmisión.
P. ¿Cuánto hay de ideología en la nueva reforma, cómo la calificaría?
R. Yo soy una mujer nacionalista, antes de pensar en una ideología, pienso en qué es lo que le conviene a México, y esto es lo mejor para el país. La seguridad energética es vinculante con la seguridad nacional, nosotros somos Gobierno y el Gobierno está para satisfacer las necesidades de suministro básico de todos los mexicanos. Nosotros no somos una empresa, somos un Gobierno. El Estado se ha retomado bajo la presidencia de López Obrador, porque durante muchos años estaba a los vaivenes de grupos de interés.
P. La reforma aún necesita de la aprobación en el Congreso. Eso va a requerir una negociación. ¿Hasta dónde están dispuestos a ceder y cuáles son las líneas rojas?
R. Seguramente va a ser una discusión muy larga. Nosotros vamos a ir a todos lados a donde se requiera. Si es necesario hablar con cámaras empresariales, en universidades, en medios, donde sea, vamos a ir a explicar por qué estamos haciendo esto. Eso es lo que a nosotros nos corresponde. La reforma es muy puntual, está muy bien hecha.
P. Va a necesitar de los votos de la bancada del PRI.
R. Posiblemente.
P. ¿Cómo van a hacer para lograr el apoyo del partido que impulsó la anterior reforma, que ustedes consideran un fracaso?
R. Quiero pensar que sí [lo van a lograr], porque es de sabios aceptar errores. Cuando uno hace algo y el día de mañana no resultó como pensaba, puedes rectificar. Tenemos saldos negativos de la reforma del presidente Peña Nieto, 110 contratos petroleros que se entregaron donde no han llegado las inversiones que se dijeron, donde solamente de 1,7 millones de barriles que tenemos de petróleo en México, solamente 25.000 o 30.000 barriles son de privados. En materia de electricidad, yo qué les puedo decir a ustedes, en España están padeciendo lo que es un mercado entregado completamente a empresas privadas sin un control del Estado porque no tienen una empresa nacional que pueda estar en este mercado o que el Gobierno pueda apoyarse en ella.
P. La reforma está enfocada principalmente en el sector eléctrico y hay una inquietud por parte de la población sobre si se va a considerar algún aumento en las tarifas domésticas.
R. Nosotros podemos tener las tarifas bajo el índice de inflación, primero, porque tenemos una empresa del Estado y, segundo, porque tanto la Secretaría de Energía como la Secretaría de Hacienda cada mes tienen que revisar las tarifas. Eso se puede hacer porque tenemos una empresa del Estado. Si tuviéramos una empresa privada, la empresa privada me diría: “Lo siento. Esto es lo que me cuesta y esto es a lo que te lo vendo”. En febrero de este año, tuvimos una contingencia en Estados Unidos por un frente frío que colapsó la infraestructura de traslado de gas en Estados Unidos. Esto ocasionó que la molécula de gas que estaba hasta en tres dólares llegó hasta 900 dólares. Esto apagó prácticamente al país y quien nos sostuvo, quien estuvo trabajando, fue la CFE. Eso es seguridad energética, es seguridad nacional y pese a que en Texas estuvieron altísimos los recibos de luz, aquí no. Aquí entró un Estado que amortiguó el pico del costo del gas en esos tres o cuatro días. Tanto Hacienda como la CFE absorbieron eso, a nosotros no se nos reflejó en nuestros recibos y eso no puede pasar con unas empresas privadas. Entonces, no va a ser más caro, al contrario, vamos a meter algún [artículo] transitorio que las tarifas siempre deben estar por debajo de la inflación.